Mundos íntimos. De chica tuve un conejo que amaba. Desapareció: nunca supe si se murió o si mi abuelo se lo comió.

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Desazón. Al regreso de unas vacaciones la mascota ya no estaba y le dijeron que había sido enterrada en la huerta. Pero las costumbres culinarias de la familia la hicieron sospechar.

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