“Me duele la cabeza y la barriga. He tenido diarrea”, escribe en ChatGPT y Gemini Raquel Jiménez, estudiante de 18 años que cursa el último curso de Bachillerato en un instituto de Sevilla. Cree que los exámenes y la proximidad de las pruebas de acceso a la universidad le están generando malestar, pero la cita médica más próxima que le ofrecen es para dentro de 15 días. “Lamento que no te sientas bien”, responden ambas plataformas antes de resumir posibles causas, proponer remedios y recomendar ir al médico si los síntomas persisten. Las dos plataformas, en sus versiones más básicas, ofrecen un poco de empatía, posibles diagnósticos y sugerencias de tratamiento. Las grandes tecnológicas están perfeccionando estos sistemas para asaltar las consultas y llevar sus máquinas conversacionales al ámbito de la asistencia primaria, pero siempre, dicen, como herramienta de apoyo, copiloto del médico y posible solución al colapso de la atención primaria.
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